Es común en nuestro país, al haber tan solo un día de diferencia entre ambos días, confundir el Día de los Difuntos con el Día de Todos los Santos. En los dos se rinde culto a quienes ya no se encuentran entre nosotros, pero con diferente enfoque y con una jornada de separación. En España, donde predomina cultural y sociológicamente la religión católica, es la costumbre de esta la que se ha popularizado en la celebración de estos días.
En la práctica cristiana, la celebración litúrgica comienza en las vísperas en la noche del 31 de octubre, la Víspera de Todos los Santos, y termina al acabar el 1 de noviembre. En el Día de Todos los Santos, es común que las familias asistan a la iglesia y visiten los cementerios para colocar flores y velas en las lápidas de sus seres queridos fallecidos. Este día es fiesta nacional en España y muchos otros países históricamente cristianos. La celebración surge de la creencia de que existe un poderoso vínculo espiritual entre las personas ya fallecidas, los que están en el cielo, y los vivos. En el catolicismo, el día conmemora a todos los que han alcanzado la visión beatífica en el cielo.
2 DE NOVIEMBRE, DÍA DE LOS DIFUNTOS
El Día de los Difuntos es un día para conmemorar a todos los fieles difuntos, aquellos cristianos bautizados que se cree que están en el purgatorio porque murieron con la culpa de pecados menores en sus almas, y se celebra el 2 de noviembre. La doctrina católica sostiene que las oraciones de los fieles en la tierra ayudarán a limpiar estas almas a fin de adaptarlas a la visión de Dios en el cielo, y el día está dedicado a la oración y al recuerdo. Se suelen celebrar misas, y muchas personas visitan y a veces decoran las tumbas de sus seres queridos.